lunes, 16 de abril de 2012

Capítulo 66.

Jamie me miró y yo negué con la cabeza en señal de que no se asomase por la ventana. A los diez minutos dejaron de decir mi nombre y me relajé, temía que fuese Zayn.
-Parece que ya se ha ido –Dijo Jamie pasándose la mano por la nuca
Resoplé con tranquilidad aunque esta se esfumó en apenas unos segundos cuando vi como alguien golpeaba el cristal de la ventana que daba al tejado. Jamie se levantó de la cama y abrió la ventana, acto seguido Louis bajó de un salto. Se quedó paralizado mirándome los vendajes.
-Bueno, yo me voy a dar una vuelta –Dijo Jamie mientras me besaba la frente –Cualquier cosa, me llamas
-Está bien, gracias
-¿Qué te ha pasado en las muñecas?
-Nada -Dije mientras me bajaba las mangas del pijama
Louis puso una cara seria.
-Vale, ahora dime la verdad
-He perdido el control, un poco
-¿Un poco?
Una lágrima resbaló por mi mejilla, luego otra, y así perdí la cuenta de todas las pequeñas porciones de dolor que surcaban mis mejillas. Louis me abrazó fuerte y me tumbé apoyando la cabeza en sus piernas.
-Andrea, estás ardiendo –Dijo mientras ponía una de sus manos en su frente y la otra en la mía
-¿Qué?
-Creo que tienes fiebre
Me puso el termómetro y efectivamente tenía fiebre, me hizo tomarme una sopa caliente y luego me dio una pastilla. Me obligó a tumbarme en sus piernas para controlarme la fiebre y de vez en cuando me cantaba algún trozo de una canción.
-He estado hablando con Zayn
-No
-¿Qué?
-No le nombres, por favor
-Pero Andrea...
-Louis, me apetece estar sola –Dije incorporándome.
-No
-Louis, es mi decisión, además, ya me encuentro mucho mejor
Mentí, me encontraba fatal, era poner un pie en el suelo y marearme pero no quería hablar de Zayn.
-Solo me iré si prometes tener el móvil encendido
-Pero…
-No hay peros
-Está bien
En ese momento Jamie entró en la habitación.
-Llegas en un buen momento, no quería dejarla sola
Jamie sonrió y Louis me dio un gran abrazo, un tierno beso en la frente y salió de allí mirando al suelo, se notaba que estaba triste. Jamie le acompañó a la puerta y yo tuve unos minutos para reflexionar sola.
-Me ha dicho Louis que tienes fiebre
-Bueno, ya me está bajando, pero estoy muy cansada
-Entonces duérmete –Dijo mientras salía al pasillo
-¿Tú qué vas a hacer?
-Voy a dormir aquí, no quiero que pases la noche sola y menos estando enferma, y ahora duérmete, que es tarde
Jamie había traído el colchón a la habitación y yo estaba tan cansada que no me apetecía oponerme y tardé poco en dormirme.


Sonó el despertador y la cara de Jamie se asomó por la puerta.
-¡Buenos días!
-Hola –Dije mientras me frotaba los ojos
-Bueno, hoy es el día
-¿El día?
-Sí, el día que vas a salir a la calle, que ya es hora
-Si te digo la verdad no me acuerdo de cuando fue la última vez
-Llevas doce días y veintiuna horas encerrada aquí -Dijo mirando su reloj
Me entristecí un poco, no me gustaba estar así, pero cuando estaba mal lo que más me apetecía era recluirme, estar sola, encerrada. Desde el día de la cafetería no había visto a nadie que no fuese Jamie, Louis vino a verme todos los días pero no me sentía con el ánimo suficiente para recibir visita y él se volvía a ir. De hecho todos los chicos pasaron por casa, todos menos Zayn. Pero ninguno llegó a entrar, le di órdenes estrictas a Jamie para que no les dejara pasar, todos me recordaban demasiado a Zayn y eso me hacía estar bastante mal. Todas las noches tenía la misma pesadilla, Zayn y la pelirroja besándose y yo tirada en el suelo llorando. Hacía bastante que no dormía bien, mi aspecto podía corroborarlo.
-¿Por qué se supone que tengo que salir?
-Ya sabes, trece de septiembre, cumpleaños de Niall, vuelo a Irlanda
En ese momento mi móvil empezó a sonar, era Niall.
-¿Sabes cuántos días llevo intentando contactar contigo?
-No…
-Doce días
-Y veintiuna horas…
-¿Qué?
-Felicidades, y lo siento
-¿Por qué?
-No voy a ir a Irlanda
-Lo suponía –Dijo algo triste – ¿Cuándo vas a salir de la madriguera?
-Quizá me quede aquí para siempre
-No puedes hacer eso
-¿Por qué?
-Porque yo te necesito aquí… Y si tú no estás aquí, me vas a obligar a invadir tu madriguera
-No, y menos hoy, tienes que estar con tu familia, ellos necesitan estar tiempo contigo
-Creo que tú lo necesitas más
-Niall, felices diecinueve, pásalo genial, con tu familia, con tus amigos, yo... –Jamie se dio cuenta de que necesitaba estar un rato sola y salió de la habitación –Yo no puedo ir
-¿Por qué?
-Por muchos motivos
-¿Cómo por ejemplo?
-Que estará Zayn
-Pero
-Lo siento, ahora tengo que colgar, pásalo bien, te quiero mucho
Colgué, no quería discutir con Niall, y no quería que se sintiera mal. Jamie entró a la habitación y se sentó a mi lado al verme triste. Cogí un cigarro y me lo encendí.
-¿A primera hora de la mañana? ¿En serio?
Me encogí de hombros y le di otra calada al cigarro, el tabaco me había ayudado a relajarme esos días.
-No fumes
Al ver que le ignoraba cogió la cajetilla, sacó un cigarro y se lo encendió. A penas le duró unos segundos en la boca, la primera calada le machacó el pecho y le dio un agresivo ataque de tos, lo que hizo que esbozase una pequeña sonrisa.
-Dios, ¿Cómo puedes fumar? Es repugnante –Dijo apagando el cigarrillo en un cenicero lleno de colillas
-Pues ya lo ves
-Bueno, voy a trabajar
-¿A la tienda?
-Sí
La tienda era el pequeño negocio familiar, Nuria y Amira encontraron trabajo de camareras, Pat era periodista y Jamie y yo nos dedicábamos a la tienda aunque yo aun no había trabajado.
-Está bien, ¿Cuándo empezaré yo?
-No te preocupes por eso, te he dejado el desayuno en el salón y la comida ya está preparada, hasta esta noche no volveré
-Vale
Me dio un beso y cuando fue a salir por la puerta retrocedió y me tendió el cenicero para que apagase el cigarro, y así lo hice.
Pasaron las horas, los días que Jamie trabajaba se me hacían tristes, Jamie era la poca felicidad que tenía en esos momentos. Había hablado con las chicas un par de veces aunque no me había atrevido a contrales lo que había pasado porque sabía que si lo hacía en hora y media las tendría en la puerta de nuestra casa, o mucho peor, en la de la casa de Zayn.
Llegó la noche, y con esta, Jamie, pero llegó demasiado cansado y enseguida se metió en la cama por lo que volví a quedarme sola. Vi la tele un rato y subí al desván, me mudé allí, me sentía bien, me aislaba del mundo, cogí mi móvil y por primera vez en estos días miré los mensajes de Zayn. No pude reprimir las lágrimas, le echaba mucho de menos, le quería demasiado. Necesitaba que me diese el aire pero era demasiado de noche como para salir a la calle sola así que me subí al tejado. Estuve bastante rato allí, había una luna llena enorme que brillaba con una fuerza que incluso llegaba a hacer daño si la mirabas fijamente durante mucho tiempo. Entré en la habitación y en ese momento me llegó un mensaje “Asómate a la ventana.”

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